Otra vez el casco antiguo

Mi buen amigo José prefiere llamarlo ‘Asco Viejo’  y no es capricho suyo. Basta dar una vuelta por sus calles para darse cuenta de que nunca estuvo en peores condiciones, más sucio, deprimido y decadente. Si las caras pudieran caerse de la vergüenza, hoy, en lugar de adoquines, tendríamos el asfalto lleno de las de decenas de políticos que durante los últimos veinte años han vociferado los proyectos del casco antiguo. Es más, hemos llegado a tal estado de abandono de los ejes principales, Martínez Molina y Almendros Aguilar, que salirse de ellos y callejear por algunas de sus perpendiculares, por sus subidas a la circunvalación, es un auténtico regalo para los sentidos.
Y lo peor de todo es que hemos perdido la mejor oportunidad. Un paseo por el centro histórico de Granada, de Málaga, de Cádiz, de Huelva, de Almería, pone de manifiesto una realidad: en los últimos diez años, sus ayuntamientos, con ayudas de otras administraciones, claro, y con fondos propios, en los tiempos en los que las carretillas de billetes circulaban con la misma densidad de tráfico por las concejalías de Urbanismo que por la M-30, incluida la del Ayuntamiento de Jaén, en aquellos años, todas esas ciudades hicieron sus deberes y ahora, sus vecinos disfrutan de su centro histórico. Sin embargo, aquí, en Jaén, el casco viejo sólo ha visto cómo le caían otros diez años encima y cómo se multiplicaban sus solares (¿costaría mucho tapiarlos y encalar sus paredes de blanco mientras se hace algo con ellos?) Y en esta situación llegamos a las puertas de 2012, sin un duro en las arcas de la administración y con la misma demagogia barata renovada en un nuevo intento de “trabajar por el casco antiguo”. Perdonen que esta vez no pueda ver nada positivo ni en las jornadas que los barrios de la zona (a excepción de Arco del Consuelo) han programado (de forma muy seria, todo hay que decirlo) ni en la Comisión Institucional por el Casco Antiguo, promovida por el Ayuntamiento, porque no hay un euro. Ni uno. Eso sí, podemos sentirnos orgullosos de que después de todos estos años, todo Jaén (y parte del extranjero) conoce la calle Elvín, aunque no se haya movido un ladrillo de los miles de proyectos que ha albergado.

Café, churros y champagne

Miguel Funes, Ramón Sánchez, José Luis Villagrán, José María Sillero, Gabriel Arroyo, Manuel Quesada, Rafael Maza y Guillermo Castillo.
Cada sábado, haga frío, calor, llueva o truene, minutos antes de las ocho y media de la mañana, la calle Nueva de la capital saluda a un nutrido grupo de ilustres jienenses. Al abrigo de la cafetería  “Los Pitufos”, con dos sobrias raciones de churros y más descafeinados que cafés con leche, tiene lugar una de las tertulias más longevas de la ciudad, por los años que lleva celebrándose y por la edad de sus contertulios. “Sólo existen dos requisitos para participar: ser del Real Madrid y hablar de política”, bromean al comienzo de la reunión.
 
Podría decirse que el médico internista y escritor José María Sillero Fernández de Cañete, con 82 años, ejerce de maestro de ceremonias, en lo que no deja de ser una tertulia de amigos, sobre Jaén, la ciudad en la que han vivido y en la que desarrollaron sus carreras profesionales, a pesar de tener tentadoras ofertas lejos de la capital. José Luis Villagrán Escobar, con 85 años, economista y exgerente del Hospital Princesa de España; Gabriel Arroyo Guerrero, con 85 años, radiólogo y jefe del Servicio del Complejo Hospitalario; Manuel Quesada Ayora, con 85 años, otorrinolaringólogo; Rafael Maza Montero, con 75 años, pediatra; Guillermo Castillo Fernández, con 90 años, jefe del Servicio de Anestesia del Princesa de España; Ramón Sánchez-Palencia Relaño, con 84 años, oftalmólogo; Miguel Funes Gálvez, con 84 años, sacerdote; y Manuel Larrotcha Torres, dermatólogo, completan cada sábado la reunión. A su avanzada edad, dos faltas de asistencia consecutivas hacen saltar las alarmas.  A mitad de la conversación, Ramón Sánchez recibe una llamada a su teléfono y sale a la calle apresurado. A su regreso comunica una feliz noticia a sus compañeros: “Manuel no ha venido porque está resfriado”.  Susurros de aprobación y rostros aliviados dan paso a nuevos asuntos en la tertulia. 
 
Entrelazados con la actualidad, tanto nacional como local, afloran recuerdos de otro Jaén, el de antaño, de tiempos más difíciles pero muy felices para cada uno de los tertulianos.
La crisis del PSOE ya está casi olvidada y el futuro del país, de la Unión Europea centran las discusiones, emulando a aquellas primeras tertulias, invención española, del Siglo de Oro, que nacieron al abrigo de las academias literarias. Pero fue a principios del siglo XX cuando más populares se hicieron, con lugares emblemáticos como las del Café Novelty en Salamanca o el Café Gijón, la Cervecería de Correos, donde comenzaron a reunirse los poetas de la Generación del 27 o el  Café de Lyon, en Madrid.
 
En Jaén, el Café Marfil, el Café Ideal, el Bar Sanatorio, la Peña Flamenca o El Gorrión, entre otros muchos, fueron lugar de reunión y de tertulia diaria, como la que mantienen en “Los Pitufos” cada sábado algunas de las cabezas más preclaras de la ciudad. Escuchar sus razonamientos sobre la conveniencia o no de un sistema de transporte como el tranvía, sobre la necesidad de infraestructuras básicas para la ciudad con argumentos cargados de experiencia, de sabiduría, de decepciones, deja el mediocre, manido y victimista discurso de los políticos locales en clara evidencia. Tanto, como la certeza que tienen todos de que Jaén cada vez está más sucia, es más incómoda y necesita mucha atención y trabajo. Y así, cada sábado, los tertulianos más veteranos de Jaén predican en el desierto las obviedades de otro Jaén. Al final de cada reunión alguien dice: “¡Niña, el champagne!” Y la joven camarera acude con el agua con gas. Amén.

La entrevista que nadie realizó


El pasado jueves 1 de diciembre, la Universidad de Jaén reconoció la trayectoria de la cantaora Carmen Linares dentro de su proyecto 'Natural de Jaén'. Con motivo del homenaje, como ya pasara el año pasado con el médico e investagador José Lépez Barneo, entrevistado por el periodista Juan Espejo (director de Diario JAEN), se editó un libro-CD en el que se recogía una entrevista realizada por el periodista Antonio Garrido Gámez (director de VIVA JAÉN y 15 años delegado de Ideal en Jaén) y cuyo documental se emitió y difundió en ell acto esa misma mañana.

Ese mismo día, Ideal Jaén recogía en su página web la información de Europa Press (http://www.ideal.es/jaen/20111201/local/jaen/rinde-homenaje-cantaora-carmen-201112011701.html) en la que se recogía el nombre del autor de la entrevista, es decir, Antonio Garrido Gámez, junto al autor de la biografía, también incluida en el libro, José Luis Ortiz Nuevo.
Sin embargo, al día siguiente, en su edición impresa, el nombre del autor de la entrevista, Antonio Garrido Gámez, había desaparecido de la información publicada bajo el título: "Carmen Linares, una cantaora con valores "muy universitarios".



Para más inri, en el mes de octubre Ideal Jaén publicó un reportaje sobre la Feria de San Lucas en el que recorría los pregoneros de los últimos años. Curiosamente, en ese largo listado, faltaba un año, 2003. El lector podría pensar que ese año no hubo pregón de feria, pero nada más lejos de la realidad. El único problema es que ese pregón corrió a cargo del periodista Antonio Garrido Gámez, algo que, al parecer, los lectores de Ideal Jaén, no tienen derecho a conocer, aunque la mayoría de ellos lo recuerden.
Juzguen ustedes mismos.

Hoy puede ser un gran día

Hoy puede ser un gran día. Cuando te levantes, a pesar de los datos del paro con los que te bombardeará la radio, plántate delante del espejo, sonríe, comprueba lo bien que te sienta la feliz mueca y repíte: “Va a ser un gran día”, que como el gran Serrat dijo, depende tan sólo de ti. Ponte esa ropa con la que más agusto te sientes, deja a un lado la infusión y la sacarina y con un gran tazón de café con leche llena la tostada de proteínas felices y báñala con aceite de oliva virgen extra. Y cuando abras el periódico y leas el último del culebrón socialista en la capital y te frotes los ojos con la nueva visita guiada del alcalde, prueba a decir: “Extraordinario”. Corre entonces a darle un abrazo a tu pareja, a tu madre, a tu padre, a tu hijo, a tu perro.
Después, sube al coche, pon tu música preferida, toca el claxon y saluda al resto de conductores, circula despacio, por el carril del centro, que para eso estás en Jaén, y si algún infeliz te hace aspavientos por la ventanilla, plántale una bonita sonrisa. Cede el paso a los amables taxistas y peatones y piropea a la chica o chico que cruza delante de tí, porque, no lo olvides, hoy ya es un gran día. Y cuando llegues al trabajo dile a tu compañera que esa mañana está muy guapa y hazle la pelota a tus jefes, que no te cuesta trabajo y te lo agradecerán. Y lo más importante, cuando acabes tu jornada, queda con los amigos y sal a tomar algo. A las terrazas de tu empinado Jaén con el frío otoñal mitigado por las estufas; pídete una especial Navidad y aunque sepas que el mes que viene puede que tu empresa cierre o no tenga dinero para pagarte, aunque este año no tengas cesta y la comida con los compañeros te cueste cincuenta euros, aunque te entristezca ver el tranvía parado, las calles sucias, el casco antiguo lleno de solares con basura, los monumentos cerrados, las calles comerciales sin luces navideñas, la estación del tren vacía de vagones, las obras paradas, las promesas pisoteadas y sólo encuentres bronca y malas caras por donde pases, sonríe, sube al Castillo, plántete en la cruz llena de pintadas y mira Jaén, su subida a Sierra Mágina, la campiña manchada de olivos, la niebla a los pies de Cazorla, el olor de tus recuerdos y piensa que aquí, en Jaén, en tu tierra, con tu gente, hoy tiene que ser un gran día, hoy va a ser otro gran día.

Cuando llegue el Sentimiento 15-M

No es casual que después de los incidentes de Túnez y Egipto, que supusieron el estallido de la Primavera Árabe, fuera España quien abanderara el movimiendo 15-M de los indignados, hoy ya mundial. No es fortuito, que la tierra que vio nacer de las manos de Cervantes al mayor idealista (con permiso de Tomás Moro) conocido, Don Quijote, hiciera suyo el grito del diplomático francés Stéphane Hessel, “¡Indignaos!” Como tampoco es accidental que fueran principalmente los jóvenes españoles, que soportan la tasa de paro más alta de Europa y el futuro más negro que la camisa de Juanes, quienes se aferraran al grito de “Democracia Real ¡Ya!” y ocuparan las plazas de todas las capitales del país y convirtieran a Sol en un nuevo símbolo mundial.
Seis meses después de aquellas primeras manifestaciones antes de las elecciones municipales el movimiento se ha convertido en universal. Todo el mundo está indignado, todo el mundo está harto. ¿De qué? Da igual. Posiblemente pocos de los indignados sepan concretar su hartazgo, pero los sentimientos irreflexivos suelen tener la mayoría de las veces más fuerza que la razón. Por eso los socialistas han aludido en su lema electoral a la pelea; y por eso el PP deja que lo arrastre la marea, dócil, dormida. Sin embargo, ninguno ha entendido nada, ni siquiera Izquierda Unida, que de manera torpe, como siempre, intentó abanderar un movimiento demasiado anárquico para su férrea doctrina. Ahora, en la situación más crítica del país, según los mercados, pero igual que la que llevan soportando los ciudadanos, indignados o no, durante años, llegan una elecciones generales con el Movimiento 15-M  al acecho. Nunca el bipartidismo estuvo tan presente desde Cánovas del Castillo y su gobierno de turno en el siglo XIX. Tal y como sucedió en las municipales, el movimiento no se dejará sentir en el voto, pero, cuando pasen unos meses, algún año, y los únicos cambios sean los que marquen la economía y el mercado, las manifestaciones no serán tan inocentes. Cuando el Movimiento 15-M termine de convertirse en Sentimiento 15-M (no queda mucho) algo cambiará en la política y en la Democracia. Mientras tanto, votemos el próximo domingo.

SOS para los ayuntamientos

Lo de la política y la gestión de lo público es como las adicciones, que es necesario tocar fondo para rehabilitarse y cambiar de rumbo. Desgraciadamente nuestros políticos aún no han tocado fondo. Normal, por otra parte, porque aunque les falta dinero para gestionar, en su casa no han dejado de entrar 3.000 euracos cada mes (los que más por los que menos) y si los ciudadanos decidimos aplicarles un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), cuando lo ven venir, avivan el ingenio y se recolocan todos, que si en un consejo consultivo, que si en una dirección general, que si en una gerencia de fundación: en toda la red secundaria de servilismo político que los partidos han creado en los últimos 30 años. Por eso cuando vienen los que no estaban tienen menos problemas para hacer recortes, que son imprescindibles en la situación actual.
Tan imprescindibles como abordar de una vez por todas una nueva descentralización hacia los ayuntamientos, porque los árboles no nos están dejando ver el bosque. No es cuestión de restar dramatismo a la situación de las arcas del Estado y de las comunidades autónomas, pero sinceramente, en tiempos como los que estamos pasando, en los que cuesta la vida llegar a fin de mes, los ciudadanos podemos pasar sin que terminen autovías, altas velocidades y estaciones espaciales. Sin embargo, no podemos soportar la ruina de nuestros ayuntamientos, a los que la democracia les ha negado hasta el amparo de la limosna. Es necesario salvar a los ayuntamientos de este país, que derrocharon y asumieron competencias que no les pertenecían al abrigo del ‘boom’ inmobiliario. Porque si los ciudadanos no podemos irnos de viaje a París o Nueva York, si dos días a la semana dejamos el coche en casa porque no podemos pagar la gasolina, al menos, que cuando salgamos a la calle la encontremos limpia, que podamos ir a hacer deporte porque la compañía eléctrica no ha cortado el suministro a las instalaciones municipales, que tengamos una mínima programación cultural, que no se sequen los jardines y que los parques estén cuidados. Lo mínimo, lo imprescindible. Porque si nuestras ciudades se parecen cada vez más a los campamentos de refugiados, no pasará mucho tiempo hasta que alguien crea que con una pistola tal vez pueda arreglarse algo.

En la oposición también se trabaja

Ya ha pasado un tiempo prudencial (más de seis meses) para poder hacer en voz alta una pregunta: ¿dónde está la oposición municipal del PSOE? Vale, de acuerdo que el varapalo fue grande, que el PP consiguió la representación más amplia de su historia en el Ayuntamiento, que ha habido que organizar un grupo municipal, que el número uno y dos del anterior equipo de Gobierno buscaron acomodo en otras administraciones o en sus puestos de trabajo y que las aguas andan revueltas en la casa socialista de la capital; pero son cinco las personas que están liberadas total o parcialmente cobrando un sueldo que sale de lo que no tienen los jienenses, de lo que no tiene el Ayuntamiento. Cinco liberaciones, más lo que le corresponde al Grupo Municipal Socialista, como al resto de grupos, cada mes y que generalmente se destina para gastos una parte y la otra, las más de las veces, por no decir todas, se reparte entre los concejales electos.
Por tanto, al igual que es necesario exigir al equipo de Gobierno que gestione los recursos municipales e invierta en el bienestar de la ciudad, es necesario también exigir a la oposición que ejerza su labor de fiscalización de las actuaciones del gobierno y que trabajen. Son demasiados los ciudadanos (cada vez más) que trabajan toda su jornada, toda la semana, todo el mes y no cobran. Y muchos los que no tienen trabajo. Tantos, que chirría ya el silencio de la oposición, del Grupo Municipal Socialista con el ruido de fondo de los sables en el PSOE local y el aparato provincial saliendo de vez en cuando a apagar los fuegos que no mitiga el tiempo.
Al igual que se le exige a todos los trabajadores un horario y que cumplan con su labor, es necesario exigir a los políticos que ejerzan la responsabilidad que le otorgaron las urnas, que bien que les gusta quejarse de las muchas horas que trabajan y de lo injustamente que les trata la sociedad.

Más rápidos que los neutrinos

Tenemos que ser más rápidos que los neutrinos. Porque al parecer estas pequeñas partículas que dicen que atraviesan la materia (quisiera yo verlas atravesándome a mi) son capaces de sobrepasar la velocidad de la luz y por tanto detener el tiempo o echarlo hacia atrás, que es lo que pasa, según las leyes físicas que ahora conocemos, cuando se viaja a tal velocidad. Pues eso, que tenemos que ser como mínimo, lo mismo de rápidos que los neutrinos e intentar detener el tiempo, porque vamos de cabeza al abismo.
Mientras conseguimos tan ardua tarea (yo hacía los cien metros lisos en algo más de once segundos cuando estaba en el colegio) no estaría mal que diéramos algunos pasos: en primer lugar que fueran juzgados aquellos que han incumplido la Ley (que para eso la tenemos) dejando miles de facturas en los cajones de los despachos de las administraciones sin consignar y, por tanto, sin pasar por intervención y caja; en segundo lugar, inyectar dinero a las administraciones para que paguen los miles de millones de euros que deben a los proveedores españoles (somos conscientes de cuántos parados hay porque las administraciones no pagan a los empresarios, pequeños o medianos). Yo no sé cómo se puede hacer, que lo hagan quienes hayan estudiado para eso (no por Dios, los políticos no, quienes hayan estudiado). ¿No se hizo con las entidades financieras para evitar el crack? Y en tercer lugar, consciente como soy de que alcanzar la velocidad de la luz será difícil, habrá que pensar en medidas más efectivas que pitar a las puertas de los despachos y gritar consignas tan chispeantes como ‘no hay pan para tanto chorizo’. Habrá que pensar en la insumisión fiscal. Habrá que dejar de pagar los impuestos. Pero todos. En definitiva es lo que llevan haciendo las administraciones durante años con sus proveedores y no ha pasado nada. Necesitarán muchos campos de concentración para encerrar a tanto insumiso. Lo que sea. Porque ya no me hace gracia que mi amiga Leire Pajín, cuatro años menor que yo, declare que tiene casi 300.000 euros mientras que mi cuenta recuerda con nostalgia los asientos de cuando era Caja Postal y yo disfrutaba de mis noches madrileñas y Leire y su hermana venían de la costa a la casa de Flor Baja y todos reíamos, ja, ja, ji, ji.

El reloj solar de la Catedral


Es un reloj de sol. Primera duda zanjada acerca de las líneas, números y nombres de meses que pueden verse en el pavimento de la remodelada plaza de Santa María. Pero, ¿cómo debe interpretarse? Según explica el arquitecto Santiago Bouzada Biurrun, del estudio de Salvardor Pérez Arroyo, lo primero que hay que tener en cuenta es que la ubicación de la Catedral sólo permite ‘leer’ tres horas del día, las siete, ocho y nueve de la mañana. “El resto del día la plaza o está completamente iluminada por el sol o en penumbra”, indica. El gnomon, que es el objeto alargado del reloj solar, cuya sombra se proyecta para medir el paso del tiempo, no es ninguna torre como se pensaba, pero sí está en una de ellas. Se trata de una cornisa, situada a unos diez metros de altura de la torre más meridional, la que no tiene campanas (señalada en la fotografía de la derecha). Una vez que tenemos la aguja del reloj localizada es necesario ponerse en la fachada de la Catedral mirando hacia el Ayuntamiento de Jaén. Encontraremos dos tipos de líneas, unas más perpendiculares al templo, que indican los meses y otras radiales, que cruzan a las anteriores y que son las tres horas antes indicadas (las siete, ocho y nueve de la mañana). En las perpendiculares cada una tiene dos meses. Mirando hacia el Ayuntamiento, desde la calle Almenas a la calle Campanas pueden encontrar junio, mayo y julio, abril y agosto, marzo y septiembre, febrero y octubre, noviembre y julio. Sin embargo, Santiago Bouzada explica que existe un error de obra que aún no ha sido corregido. El orden correcto debería ser junio, mayo y julio, abril y agosto, marzo y septiembre, febrero y octubre, enero y noviembre y diciembre. Bouzada indica que hay líneas que corresponden a dos meses porque las horas (siete, ocho y nueve) coinciden en esos dos meses. Además, añade que cada línea se corresponde con los días 21, por lo que junio y diciembre corresponden a los solsticios de verano e invierno respectivamente y la de marzo-septiembre a los equinoccios. Con todo, si queremos conocer la hora habrá que colocarse a primera hora de la mañana mirando al Ayuntamiento y observar dónde está la sombra de la cornisa y por su puesto, sumarle 2 horas veinte minutos si es horario de verano y una y quince minutos si es invierno. Por otro lado, en la plaza también se pueden observar unos espacios cuadrados de bronce que simulan la proyección de las columnas y cúpulas de la planta de la Catedral, como si de una ampliación se tratase. Por último junto a la calle Almenas está dibujado el trazo de la muralla en su recorrido original.

Publicado en VIVA JAÉN el 30 de junio de 2011

Si dejamos que nos chuleen...

Hace años que no me monto en el autobús. Prefiero andar. Me traslado desde las afueras de la ciudad al centro, dejo el coche y voy andando. Tampoco seré un usuario habitual del tranvía (si llega a funcionar algún día) porque su recorrido no me permite llegar a mi casa y dentro de la ciudad prefiero seguir andando. Ahora, eso no quita que desde hace unas semanas me estén llevando los demonios. Resulta que el señor Castillo, adjudicatario del servicio de autobuses urbanos del Ayuntamiento de Jaén, demanda al Consistorio (que le otorgó una concesión por cincuenta interminables años) por competencia desleal durante el periodo de pruebas del tranvía con personas, obligatorio para que comience a funcionar el servicio y gratuito necesariamente, porque como está en pruebas no se puede garantizar un horario al usuario ni asegurar que no tendrá algún tipo de avería.
En lo de que no puede garantizar un horario está a la par con la empresa Castillo: los autobuses urbanos llevan décadas sin hacerlo y nadie le ha obligado. Además, ¡qué horario van a garantizar! ¿Dónde están los mapas, la información en las paradas? Por no redundar mucho. El servicio de autobuses en Jaén es vergonzoso y lo es desde hace muchos años. Y se lo han permitido PP y PSOE, poniéndose al lado de un señor que busca la máxima rentabilidad de su empresa (algo incuestionable), pero a costa de los usuarios y de un servicio históricamente deficiente. Y este señor, con la siempre independiente sentencia de la Justicia, para un tranvía después de más de dos años de obras. Y punto. Y todos callados como meretrices. Sí, porque si dejamos que nos chuleen, no somos más que meretrices. Y yo me pregunto, ¿dónde están los ecologistas, los verdes estos sostenibles? Yo quiero un transporte digno para mi ciudad; quiero un tranvía, autobuses, estaciones intermodales, porque son un servicio público, como las teles. Que alguien me diga cuántos tranvías se podrían explotar con el gasto de todas las teles públicas de Andalucía.

La certeza de otro Jaén posible


Con una pregunta, “¿Cómo describir la materia de lo que uno mismo está hecho?, comenzó José Olivares (hijo) a devolver la ridícula, por pequeña, parte que la Cultura de Jaén debe a Josiane Phelix. Un puñado de históricos acreedores de las Artes en esta ciudad y parte de su familia rindieron un homenaje a la galerista y directora durante muchos años de la “Sala de Arte Jabalcuz” Josiane Phelix. Gracias al impulsor, Juan del Arco, de este ajuste de cuentas que tantos no tuvieron, aquella parisina, que cambiara el regazo gutural de Edif Piaf por la rota voz de la Paquera, de la mano del siempre roto corazón de su pintor, José Olivares (nunca tanta luz, tanto ocre, fue tan profundamente doloroso), Jaén pudo reconocer la lucha susurrada de una mujer que es ya certeza de que otro Jaén es posible. Con el retrato de la homenajeada, obra de Inca Quesada Bayona, presidiendo el acto que la Universidad Popular Municipal rindió ayer a la galarista afincada en Jaén, el poeta Juan Manuel Molina Damiani recordó el nacimiento de la Sala de Arte Jabalcuz. En 1980, Miguel Ayala, José Olivares, el arquitecto Paco Moral y Antonio Cañada ponen en marcha la sala de arte, donde Josiane participa desde el principio en el proyecto y se convierte en la verdadera Relaciones Públicas de la sala. Más tarde asume su dirección hasta su cierre, a principios del nuevo siglo, no sin que antes, otro de sus hijos, Fabián Olivares, intente mantener en pie la única sala de arte de la ciudad. Porque Jabalcuz, como apuntó ayer José Olivares, siempre quiso ser eso, una sala de arte, un lugar de encuentro de las gentes de la cultura de la ciudad (bastaron tan pocos metros cuadrados para juntarlos) donde, desgraciadamente a la postre, de vez en cuando se ponía un punto rojo en el marco de un cuadro. Josiane Phélix agradeció emocionada las palabras recibidas antes de que Juan del Arco, en representación de la Universidad Popular Municipal, le regalara un canción, en francés, interpretada por Vicky Romero y Ángel Pereira. Y de nuevo la emoción ahogó gargantas y encogió la tripas. Dijo ayer Molina Damiani que no hay nada más bello como que a uno le asalten los recuerdos olvidados. Y fueron muchos los recuerdos que afloraron ayer en el homenaje a Josiane Phélix, que es ahora presente, en sus dos acepciones, la del tiempo que abraza en estos momentos y la del regalo que es para un Jaén que dormita soñando con un futuro que ya tuvo en sus manos y que ignoró durante décadas .

Por fin algo pasa en la calle


Sobraban los políticos de Izquierda Unida y sus “acólitos”, que son responsables, porque también gobiernan y tienen áreas de gestión en muchos ayuntamientos, de la situación actual. Quizá sobraban también las consignas de ‘Qué hay de lo mío’, porque no sabemos si estarían ahí si hubiesen cobrado (a menos que se lo preguntemos), pero en cualquier caso, tenían más derecho que los señores de IU. ¿Que de qué estoy hablando? De una bendita manifestación que algunos indignados de esta ciudad quisieron secundar y que debería sonrojar a todos los políticos y sindicalistas de este país.
Sin que sirva de precedente (no te enfades José) me quedo con la cada vez más estudiada espontaneidad de un grupo de jóvenes que a través del invento de un cretino que quería ver fotos de tías buenas (facebook) y de twiter (que ya lo inventó Ramón Gómez de la Serna con sus gregerías) manifestaron su descontento con la actual situación política y administrativa en la que vivimos, con la falacia de la democracia que ha conseguido con los años el mismo control y servilismo que pretendían los fascismos. Ayer vi el futuro con forma, aún, de esperanza. Al menos yo espero que así sea. Ayer vi quinientas personas hartas de que las traten de imbéciles, hartas de que todo aquello que les indigna y que lamentan amargamente mientras toman una cerveza nunca tenga consecuencias; hartas de que los gerentes de los FMI, los Strauss-Kahn de la vida, estén acusados de agresión sexual; hartos de que las causas, las consignas, los ideales, las creencias, la fe, nos atraquen a mano armada mientras miramos hacia otro lado. Aquí los únicos incapaces que hay son todos los fundamentalistas de la política que buscan cobijo en unas siglas. Ayer recorrieron las calles de Jaén quinientas personas que no quieren usar como moneda de cambio por un techo y un trozo de pan su dignidad. Y otras que no quieren gastar la que les queda.

¡Indignaos!

'¡Indignaos!’ es un pequeño libro de treinta páginas que está revolucionando Francia y que ahora ha sido editado en España. Es un “alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica”, escrito por Stéphane Hessel, un alemán con nacionalidad francesa que tiene 93 años. Según recoge la página web que promociona este manifiesto, Hessel fue “un activo luchador de la resistencia francesa, capturado y torturado por la Gestapo en 1944, después deportado a Buchenwald en donde dos días antes de ser ejecutado pudo escapar al destino cambiando su identidad por la de otra persona fallecida. Escapó, fue capturado, volvió a escapar... Ingresó en Naciones Unidas siendo uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.
La edición en español está prologada por el escritor José Luis Sampedro, que también tiene 93 años. Resulta curioso que sean dos personas nacidas en 1917, con 93 años, en un momento en el que la vejez es más un problema que un activo, las que remuevan las entrañas del pensamiento social de este decadente inicio del siglo XXI. “En situaciones como la presente, no debe existir espacio para la resignación o la apatía' afirma. Hessel en su alegato. Todos debemos estar indignados. Todos debemos alzar la voz contra los responsables de la situación actual. Debemos estar indignados por la vergonzosa y mediocre clase política y sindical que aún cree que quedarán impunes todos sus escándalos, fruto del servilismo y clientelismo político que pronto debe ver la luz al final del túnel si todos nos indignamos, si todos dejamos de mirar a otro lado. Dice Hessel, el autor del libro: “La situación actual es causa de la dictadura de los mercados, la ausencia de regulación de los sistemas de financiación ha convertido al mundo en un lugar muy injusto, con el consentimiento de los políticos o la omisión de cumplir su obligación convirtiéndose en unas marionetas a voluntad de los mercados en vez de luchar por conseguir una sociedad basada en valores”. Tenemos razones suficientes para estar indignados, por lo tanto: ¡Indignaos!

Solar y el tiempo detenido

Fue sólo un momento, apenas unos segundos. En un instante, el reloj, el tiempo, se paró en el salón de plenos del Ayuntamiento de Jaén, el pasado viernes, durante la renuncia a su acta de concejal de Inmaculada Solar. En ese precioso y atípico momento todos los concejales recordaron por qué decidieron un día dedicarse a la política. Y se preguntaron, “¿qué coño estamos haciendo?”, o por lo menos a mí me dio esa impresión. Aunque tal vez sólo fuera que pudo más la tristeza de la despedida, que la alegría de ver cómo por fin dejaba de marchitarse en el desierto político que nos ha legado la mediocridad en esta ciudad, Inmaculada Solar Beltrán. La etapa Rajoy-Arenas dejó escapar el último ‘centro-izquierda’ de su partido; dejó escapar la última oportunidad de no condenarse de por vida en las mayorías absolutas y obligar a todos los franquistas que aún abriga el Partido Popular a retirarse a sus museos de cera, con sus estampitas, sus banderitas y su estética de lametón de vaca por peinado. Se fue una mujer de derechas que proclama la República. Y eso no es otra cosa que madurez política, algo que perdió este país mientras se llenaba el pecho de medallas ebrias de Transición. Pero lo peor de todo es que se fue cuando más útil para todos podía haber sido; se fue la Inmaculada Solar consciente de todo lo que había hecho mal en política; se fue cuando comprendió cuántos errores cometió, cuántos actos imprudentes, inoportunos gestos y aceleradas palabras. Y se fue pidiendo disculpas y reclamando a su partido la misma madurez que a ella le despertó a hostias la vida política. Durante un momento se paró el reloj en el salón de plenos, sí. Sólo durante un pequeño instante. Después todo volvió a ser igual, las ruedas volvieron a engrasarse y las piedras volvieron a moler el grano. Pero, ojo, ese pequeño instante que no ha salvado a Solar ni a José Luis Cano (que ¡cuánto hubiese deseado ser él mismo Inmaculada!) pero puede que sí lo haga, en el futuro, con otros maduros, buenos y leales políticos.

Móvil en prelavado, lavadora en silencio

Esto de las nuevas tecnologías está muy bien, siempre lo he dicho. Primero fueron las televisiones a color, que aunque no recuerdo cuando se produjo el cambio en mi casa, estoy seguro de que sería todo un acontecimiento ver a los payasos de la tele con sus túnicas rojas. Luego los mandos a distancia, absolutamente necesarios cuando se prodigaron las cadenas y había tanta tela que cortar en las televisiones privadas en España. El problema es que en pocos años se empeñaron en dotar de mando a distancia a cualquier electrodoméstico, con lo que hasta el transistor en el que escuchaba el fútbol los domingos tenía un mando de estos, que era generalmente mayor que el aparato en cuestión (incluso con antena extendida). Una vez más la teconología vino en nuestra ayuda y algún cráneo privilegiado comercializó el mando universal, que cambiando de modo sirve para cualquier aparato.
Llegados a este punto suplico a las grandes mentes del mundo que faciliten a los internautas del mundo la clave universal. Por el amor de Dios, una única palabrita para quien no tiene más remedio que acceder a múltiples servicios de internet. No es una cuestión sólo de unificar la contraseña. Necesito la clave universal, que el ordenador descifre el iris de mi ojo o la dulce cadencia de mi voz y me de acceso sin necesidad de recordar la clave para iniciar el ordenador, el usuario de entrada del correo, el Facebook y Twitter del trabajo; el del correo, Facebook y Twitter, personal; el correo, el Facebook y Twitter de la asociación con la que colaboras; la entrada para consultar tus números bancarios; las claves de la tarjeta del banco y la de crédito; el pin del teléfono móvil; el código que tu mujer tiene puesto en el portatil; el del lápiz para conectarte a internet... ¿Pero es que no lo véis?, gurús de las nuevas tecnologías, tanto inventar redes sociales y herramientas para los usuarios, ¡que va a llegar un día en el que pongamos el móvil en prelavado y la lavadora en silencio

La importancia de sentirse ‘pueblo’

Me ha pasado como cuando cayó el muro de Berlin (aunque por supuesto en esto tampoco soy muy original y supongo que habrá millones de personas que piensen lo mismo). Había perdido yo la fe en aquellas consigna comunista que decía que “el pueblo unido jamás será vencido”. Me trae recuerdos de otros tiempos, de aquellos veranos en Madrid y mi tío Paco hablando de las fiestas del PCE. De las clases de Pura Peinado y Miguel Conejero y de cómo idolatrábamos el comunismo, de aquel viaje a Moscú y de los encierros en la facultad protestando por la tercera vía.
Los acontecimientos de Túnez, con el pueblo echado a la calle para poner fin a la dictadura, y como efecto dominó el clamor del pueblo egipcio contra una terrible dictadura que supera ya el medio siglo me han devuelto la esperanza (y a hora los jordanos) y ha hecho que vuelva a creer en aquello de que el pueblo es soberano. Al menos, ahora tengo la certeza de que no se pueden ‘tocar las pelotas’ con tanta mala leche y durante tanto tiempo. Es como el niño del colegio al que el chulito de la clase le da un cogotazo todos los días y le quita el bocadillo de chorizo (¡qué rico!). Pues llega un momento en el que se arma de valor y con un buen palo (mejor que sea de olivo y hacemos patria) le endiña en todas las costillas. Y se acabaron las tonterías, que no quiere decir esto que justifique yo la violencia, pero que muchas veces una buena hostia... Lo único que sí hay que saber en estos casos (por eso lo de la importancia del pueblo) es que cuando se levante el chulito del suelo le va a dar la del pulpo al del palo de olivo, a no ser que se haya rodeado de un nutrido y descontento ‘pueblo’. Por eso es esperanzador que todos los niños que están hartos en el mundo de que le roben el bocadillo todos los días, se levanten y digan que se acabó. Que lo hagan los marroquíes, los iraníes, los cubanos; y después, cuando todos ellos sean libres y puedan elegir a sus gobernantes, que nos enseñen a nosotros, los demócratas, cómo se pone fin al abuso y la opresión.

Los años en los que no se prohibía

Cualquier tiempo pasado fue peor, mejor.... Lo que está claro es que ya pasó y que los años, como quedó claro en la velada musical del pasado sábado en la sala Kharma, despobló los ‘tupés’ y puso chepas donde antes había parches de grupos de rock. Cuatro grupos de los años ochenta se dieron cita en uno de los pocos locales privado que apuesta por la música en directo en la ciudad para ver a ‘La Mística Sonrisa’, que fueron los ganadores del primer concurso Lagarto Rock allá por 1987; a ‘Reserva del 56’, donde hizo sus primeros pinitos Emilio, quizá el mejor vocalista del rock que ha tenido esta ciudad; a ‘Rom Rockers’ y su desenfadada puesta en escena; y ‘Lola nos quiere’, que aunque se formaron como banda fue en 1991, era el único grupo en activo tras la primera década de este aburrido siglo XXI. Y menuda banda del siglo pasado.
A los de David les han sentado muy bien estos veinte años y la sala Kharma fue testigo de ello. La sala y un buen puñado de aficionados a la música de esta ciudad, que frecuentan las contadas citas que se celebran desde aquellos años de heavies, rockers, punkies y mods. Pocos jóvenes de las nuevas bandas de la ciudad (ahora saldrán unos cuantos diciendo que ellos estaban). Poco respeto por los músicos que se partieron la cara durante muchos años por un sueño y por una ciudad ‘afinada’. A la iniciativa de Emilio ‘el printin’ no le faltó de nada, ni si quiera un magnífico fanzine, al uso de aquellos años, elaborado por el ilustre letrado Pedro Tomás Colmenero (por cierto,¿para cuándo un libro suyo sobre la historia de la música en Jaén?) y otro histórico de las publicaciones y el diseño en la ciudad, Paco Fuentes. Pero sin duda lo mejor de toda la velada fueron las palabras de Pedro Tomás Colmenero al final de los conciertos, cuando recordó que por aquellos años estaba prohibido prohibir. Lo peor, que dos grupos hicieran amago de fumar un cigarro y no se lo encendieran. Sin duda han pasado los años. Pero, ¿alguna de las bandas de ahora se atrevería si quiera a sacarlo?

Carlos Sánchez, un buen hombre


Hace ya dos meses que la página de VIVA JAÉN preguntaba a sus lectores en la red si creían que el ex presidente del Real Jaén, Carlos Sánchez, debía apartarse completamente del club blanco. No recuerdo si ganó el ‘sí’ o el ‘no’, sinceramente. Sin embargo, recuerdo a un lector habitual de este periódico que durante más de un mes estuvo recortando la pregunta (que también sale en la edición impresa) y trayéndola a la redacción para que trasladásemos su voluntad a la página web, a la que él no tiene acceso desde su casa. El joven lector quería que Carlos Sánchez se quedase y lo pedía por favor.

He de reconocer que hace tiempo que no le presto al fútbol la atención que se merece y que pocas veces he acudido al estadio de ‘La Victoria’ para animar al Real Jaén. Como la mayoría de jienenses ávidos de alegrías y buenas noticias me he dejado llevar por la satisfacción contenida de los play-off de ascenso en los que los blancos estuvieron a punto de subir a Segunda B. Y recuerdo muy bien a cientos, no sé si miles de aficionados cacareando la voz de sus jugadores y de su presidente en la entonces arbolada plaza de Santa María. Era para la ciudad Carlos Sánchez el mejor presidente que podía tener el Real Jaén (ojo, lo llevaba siendo algunos años ya). Tras una serie de desafortunados acontecimientos que están en la memoria también de todos, el que fuera el mejor, se convierte en un forajido, en un apestado, en un indeseable. No conozco a Carlos Sánchez más de lo que mi profesión me ha permitido, que es muy poco, pero estoy convencido de que ni todo era tan bueno cuando se le quería subir a los altares, ni todo es tan malo ahora que el club tiene el agua al cuello. De lo que sí habla mucho y mal esta situación es de la ciudad y sobre todo de la afición del Real Jaén. Un pueblo que no respeta a quienes ha puesto como líderes y que vive pendiente de falsos becerros de oro a los que sustituye sin piedad según sople el viento no es muy de fiar. Estoy seguro de que Carlos Sánchez hizo muchas cosas mal (en alguna ocasión lo ha reconocido él mismo), pero a mi siempre me pareció un buen hombre. Ahora también.

Que den las gracias los beneficiarios

Ahora me lo explico todo. Si es que no podía ser de otra manera, viniendo de personas demócratas, socialistas y sobre todo solidarias. La iniciativa, recogida en una salubre Ley Orgánica que también amplía los puntos de venta del producto cancerígeno en cuestión, que como todo el mundo sabe ya no permite fumar tabaco dentro de los bares y pubs, no es tanto por preservar la salud de los ciudadanos y los pobres camareros, que también, sino por una cuestión solidaria, que tenía preocupados a nuestros últimos gobernantes.
Díganme ustedes qué imagen daban esos pobres fumadores de cannabis, la mayoría de ellos ocasionales (bien es cierto que hay muchos ya profesionalizados) que se veían cada noche desterrados a fumar su cigarro en la fría calle, cuando sus compañeros fumadores de tabaco cancerígeno ‘sin conservantes’ disfrutaban de su adicción al calor de una buena cerveza o una copa. Señalados cada vez que abandonaban el bar con el paquete de tabaco buscando la calle, han vivido años de persecución y prejuicios sociales. Pero sus rezos han sido finalmente escuchados por los dioses de la democracia. Ahora, todos los que fuman deben salir a la calle; da igual la marcha o la mezcla que usen; todos en la calle como buenos hermanos y sin discriminaciones, sin miraditas por encima del hombro. Y no sólo se ha puesto fin a tan terrible discriminación, sino que ni las redes sociales están ayudando tanto a la mejora de las relaciones entre los clientes de un bar. Qué facilidad, oiga, para entablar conversación con una impresionante morenaza con tan sólo decir : ¡Vaya tela con Zapatero! O para contarle el último chiste de la señorita Pajín a la rubia del final de la barra. Y qué barato puede salir ligar. Ahora basta con comprarse un paquete de tabaco y fumárselo en la puerta de un pub, por donde irán desfilando todas las guapas fumadoras del local, una a una, todas ellas a merced de tu original comentario sobre la ley antitabaco, todas ellas presas de tus sagaces comentarios sobre la aplicación de la ley en otros países... Y sin gastarte un duro en copas o invitándolas a lo sumo a un cigarrillo. Que den las gracias los millones de beneficiarios de la ley.

Pensamiento político y poder

ecía el padre del Nuevo Periodismo norteamericano de los años setenta Tom Wolfe que un articulista nunca debía escribir sobre televisión. A mi la televisión me aburre tanto como la política, por eso sigo ambas con tanto interés. Hoy en día hay que sacar un poco de tiempo para aburrirse, porque de esos momentos de tedio nacen grandes ideas o grandes siestas, depende. Si Wolf tuviera que enunciar de nuevo aquella idea sobre los articulistas aconsejaría no hablar tampoco de política, porque es tan mediocre y soez como la televisión.
Reflexiono últimamente mucho en mis ratos de aburrimiento sobre la política y sus políticos y he llegado a la conclusión de que la peor herencia que nos dejó el franquismo es la actual clase política. El golpe de Estado de 1936 dio al traste con la mejor generación de políticos que había tenido este país. Acabó con Manuel Azaña, con Niceto Alcalá-Zamora y con Largo Caballero y nos dejó, tras una ilusionante transición, con una clase política que no nos merecemos ninguno, pero mucho menos nuestros padres, que fueron quienes sufrieron la dictadura. No es cierto que nuestra sociedad haya perdido los valores. Son los políticos los que carecen de ellos y buscan chivos expiatorios para purgar sus pecados. Aquellos políticos de la Segunda República Española iban de la mano de grandes pensadores, caminaban junto a Ortega y Gasset, Unamuno, Gregorio Marañón, Baroja, Ramón Pérez de Ayala. ¿Dónde está el pensamiento político de nuestros días? ¿Dónde están los grandes pensadores, los grandes teóricos que pongan fin a las ideas del siglo XX y den paso a las de este nuevo siglo? ¿Cuánto tiempo más debemos seguir aguantando trasnochados y anacrónicos discursos de la izquierda, de los llamados socialistas y comunistas? ¿Qué tienen en común Zapatero y Largo Caballero? ¿Y cuánto más tratará de disimular la derecha que es derecha? ¿Cuánto pasará hasta que dejen de abrigar en su pesebre a los Palacios del franquismo? ¿Por qué tienen cosas en común Rajoy y Franco? Mal asunto, cuando el pensamiento político y social de un país, de un continente, del mundo, se hace desde los cómodos habitáculos del poder.

Si el año es como las campanadas...


Si 2011 es (o simplemente se acerca) a la retrasmisión de las campanadas de Canal Sur desde Jaén, cerremos el chiringito y dediquémosnos al alambre. Mi firme propósito a primeros de año, nada más terminar las campanadas era dejar de fumar. Pero tuve que quebrantar mi promesa. Desde entonces no he vuelto a fumar (a pesar de sufrir una de las peores películas que he visto en los últimos años, ‘Balada triste de trompeta’) y sigo con firmeza mi compromiso personal de abandonar los veinte cigarrillos que ahogaban hasta ahora mi voluntad y mi bolsillo pequeño, el de la calderilla (el de los billetes hace tiempo que duerme con los peces). El caso es que la retransmisión de las uvas de Canal Sur Televisión y Radio desde la Plaza de Santa María, a la que llamaron plaza del Carmen, me avergonzó hasta tal punto y disparó mis niveles de ‘malaleche’ tanto que no tuve más remedio que encenderme un cigarro tras las apresuradas campanadas de mi Catedral y la actitud inconcebible de una cadena pública a la que le faltó poner publicidad en las manecillas del reloj, por no hablar de los comentarios de los presentadores... Con el acierto tan grande que ha sido remodelar la plaza, ¿era necesario que estos señores nos trataran con tanto desdén, con tan poca profesionalidad?, ¿de veras era necesario correr tanto para que Canal Sur hiciera de la retransmisión de las campanadas de fin de año un espectáculo tan humillante para todos los andaluces? Tal vez los compañeros de la profesión que se perdieron estar esa noche tan señalada con su familia no tengan toda la culpa del lamentable espectáculo que se dio, pero ¡qué lejos estuvo de aquellas uvas de 2008! La retransmisión de las campanadas de aquel año y las de éste refleja claramente lo que ha pasado en estos años. Aquellas eran las campanadas del ‘Cambiando Jaén’, cuando a la ciudad no le faltaba ni gloria bendita; y estas son las campanadas de la desidia, del hartazgo, del mal gusto y del cutrerío reinante. Una pena porque el cambio en el que está inmersa la ciudad se merecía un espectáculo como el de 2008 y no lo que vimos.

Ustedes lo han inventado


Ni uno sólo de los últimos cinco discos que me he comprado estaban a la venta en las tiendas especializadas de Jaén, es decir, discos Pioneros y la sección de música de El Corte Inglés. Todos tuve que pedirlos o comprarlos en otras ciudades. Por ejemplo Madrid, donde vive la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, y no sé si (aunque pasará grandes temporadas en la capital) el director y presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Álex de la Iglesia. Es más, ninguna de estas películas (algunas de las mejores de este año) se han visto o se verán (a no ser en el cine club de la Universidad Popular) en Jaén capital:“Two lovers”, “Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas”, “Copia certificada”, “Lourdes” o “Un profeta”.
Lo digo, porque cuando Sinde o de la Iglesia defiende el fin de las descarcas con las que se lucran ciertas páginas sin pagar derechos de autor y las compañías telefónicas con sus astronómicos precios para contratar banda ancha para internet (que si no existieran las descargas no contrataría ni ‘el tato’), lo hacen desde Madrid. Lo hacen porque cuando quieren un disco se van a la Fnac, a tiendas Tipo, a Madrid Rock, (a la Metralleta, que no sé si seguirá abierta) y lo compran. Así de sencillo. O cuando quisieron ver “La cinta blanca”, de Michael Haneke o “Déjame entrar” del sueco Tomas Alfredson, dos de las mejores películas de los últimos años, sólo tuvieron que ir al cine. Y además pudieron verlas en versión original. Sin embargo, yo no puedo hacer eso porque vivo en Jaén. Y España está llena de gente que vive en Jaén, Soria, Teruel, Zamora, Huesca, Orense, Albacete, Cuenca... No voy a justificar las descargas ilegales, porque a mí me jodería que alguien ganase dinero con mi trabajo, con el fruto de mi esfuerzo. Pero reconozco que en muchas ocasiones la única opción que tengo para ver una película de la que se comercializan 10 copias en España es bajarla de internet. Lo siento, señora Sinde. A mí el mercado me deja sin música y sin cine porque el ‘invento’ al que ustedes juegan y del que viven hace que mis vecinos sólo quieran ver ‘Avatar’ y oír “La Oreja de Van Gogh”. Y descargar archivos todo el día. Ustedes los han educado. Ustedes los han creado. Cambienlo.