Cuando llegue el Sentimiento 15-M

No es casual que después de los incidentes de Túnez y Egipto, que supusieron el estallido de la Primavera Árabe, fuera España quien abanderara el movimiendo 15-M de los indignados, hoy ya mundial. No es fortuito, que la tierra que vio nacer de las manos de Cervantes al mayor idealista (con permiso de Tomás Moro) conocido, Don Quijote, hiciera suyo el grito del diplomático francés Stéphane Hessel, “¡Indignaos!” Como tampoco es accidental que fueran principalmente los jóvenes españoles, que soportan la tasa de paro más alta de Europa y el futuro más negro que la camisa de Juanes, quienes se aferraran al grito de “Democracia Real ¡Ya!” y ocuparan las plazas de todas las capitales del país y convirtieran a Sol en un nuevo símbolo mundial.
Seis meses después de aquellas primeras manifestaciones antes de las elecciones municipales el movimiento se ha convertido en universal. Todo el mundo está indignado, todo el mundo está harto. ¿De qué? Da igual. Posiblemente pocos de los indignados sepan concretar su hartazgo, pero los sentimientos irreflexivos suelen tener la mayoría de las veces más fuerza que la razón. Por eso los socialistas han aludido en su lema electoral a la pelea; y por eso el PP deja que lo arrastre la marea, dócil, dormida. Sin embargo, ninguno ha entendido nada, ni siquiera Izquierda Unida, que de manera torpe, como siempre, intentó abanderar un movimiento demasiado anárquico para su férrea doctrina. Ahora, en la situación más crítica del país, según los mercados, pero igual que la que llevan soportando los ciudadanos, indignados o no, durante años, llegan una elecciones generales con el Movimiento 15-M  al acecho. Nunca el bipartidismo estuvo tan presente desde Cánovas del Castillo y su gobierno de turno en el siglo XIX. Tal y como sucedió en las municipales, el movimiento no se dejará sentir en el voto, pero, cuando pasen unos meses, algún año, y los únicos cambios sean los que marquen la economía y el mercado, las manifestaciones no serán tan inocentes. Cuando el Movimiento 15-M termine de convertirse en Sentimiento 15-M (no queda mucho) algo cambiará en la política y en la Democracia. Mientras tanto, votemos el próximo domingo.