¿Que se jodan?

Queda patente, cada vez más, el abismo que existe entre el talento y la profesionalidad de la gente de la Cultura de esta ciudad y la mediocridad y desvergüenza de la mayoría de nuestros políticos. El sábado,‘Casallana’, la apuesta cultural de Ángel Millán y Teresa Arenas, que desde hace casi un año dignifica y da lustre a las anodinas programaciones artísticas, acogió la iniciativa de un grupo de actores, dramaturgos y directores de Jaén. ‘Microarte’ quisieron llamar a un espectáculo en el que el público pudo disfrutar de cinco pequeñas obras escritas con mucho talento (lamentablemente la mayoría de los actores no estuvieron a la altura), realizadas en cinco estancias del palacete de la calle Llana, de la siempre sobrecogedora puesta en escena de las danzas de ‘Kata Kanona’ y de las canciones de ‘Jesús Gracias de nada’. Texto como el de la actriz y autora Noelia Camacho, brillante, por encima del resto,  dejó patente el buen hacer de una generación de jóvenes artistas (bueno, algunos no tan jóvenes) comprometidos con la cultura, que luchan cada día por salir adelante desde el esfuerzo, el trabajo, la ilusión y el talento. Ellos reconstruyen el Jaén que cada vez más munícipes incapaces se empeñan en sumir en los escombros.

Su imaginación y entusiasmo contrasta con el abandono y el hastío de una casta política de discursos vacíos y alforjas llenas. Un grupo de personajes que se sacaron el carnet de identidad a la segunda y que cada mes ponen la mano para llevarse tres mil euracos por pasear su gracejo incompetente de su casa al despacho de la administración que malgobiernan y desvalijan. Aquellas imágenes en las que la diputada popular Andrea Fabra fue sorprendida diciendo ‘¡que se jodan!’ se han convertido en santo y seña de una generación de políticos (salvo honrosas excepciones) que, si bien no se atreven a decirlo públicamente, piensan y sienten que los españolitos de a pie, en nuestro caso ya ni siquiera en pie, tienen que joderse.

Apenas dos días después de conocerse las cifras de la tasa de paro en Andalucía y en Jaén, donde casi un 41 por ciento ya no tiene trabajo, la Junta de Andalucía suprime el servicio ‘Andalucía Orienta’, que durante años ha realizado itinierarios de reinserción laboral a los parados de esta tierra de rastrojos. Cientos de profesionales a la calle que se suman a los cientos de asesores de empleo que desde enero también fueron despedidos tras suprimir el Gobierno central las ayudas a las comunidades. “¡Que se jodan¡” es lo que dicen con sus actos mientras escupen discursos esperanzadores sobre un futuro anegado de brotes verdes. ¿De dónde ha salido tanta mediocridad que habita en los despachos de nuestro desgobierno, porque yo cada vez veo más talento en la calle, cada vez veo más arte que tiene que hacerse micro para alimentar el ego de ridículos aspirantes a señoritos?

Respeto


Cada día que pasa, cada traslúcida declaración que hace el alcalde, cada quiebro del delegado de Fomento, cada brindis al sol de los responsables políticos de Jaén no son más que la escenificación de la falta de respeto que tienen por nosotros, por los jienenses. Que se empezó la casa por el tejado con el tranvía siempre lo he tenido claro, porque lo lógico hubiera sido conectar con un transporte público limpio y sostenible (sabía que algún día se me escapaba eso de sostenible, perdón, lo retiro) los pueblos cercanos con la capital. Es decir, un tranvía o un tren ligero que diera la posibilidad a los miles de vecinos de Torredelcampo, Torredonjimeno, Martos, por poner un ejemplo, de acercarse a Jaén de una forma rápida y económica; y después una segunda línea que vertebrara los servicios que ofrece la ciudad no sólo a sus habitantes, sino al resto de la provinica. 

  Sin embargo, la rentabilidad política de esa inversión era claramente deficitaria.  Una vez engullido el primer error y con un sistema tranviario que ha cambiado por completo Jaén, no me cabe duda de que es el primer escalón hacia una ciudad moderna, del siglo XXI, amable, cosmopolita y comprometida con el medio ambiente y con el bienestar de sus vecinos. Dicho lo cual, a la Junta de Andalucía debería caérsele la cara de vergüenza por seguir mareando la perdiz con el arreglo de las deficiencias del sistema tranviario tras dos años parado, provengan de donde provengan las deficiencias. Esa es su obligación, su competencia y su deuda con todos los jienenses que pagan 1’5 millones de euros al año por cinco vagones parados. Y el alcalde y su equipo de Gobierno deberían sonrojarse cada vez que salen a la calle, de lo que se jactan a diario, y ver cómo el mejor medio de transporte que tiene la ciudad no funciona por su actitud demagoga e irresponsable. Siéntense con la misma lealtad institucional que exigen del resto de administraciones y busquen una salida al tranvía. Pero háganlo, señor alcalde, calladitos, con humildad, con verdadera intención de avanzar en este despropósito y sin llamar 'perros-judios' a sus compañeros de las administraciones a las que pide colaboración antes de sentarse a hablar con ellos, porque sus sueldos y el contrato que firman cada cuatro años con los vecinos a los que vejan a diario, cada vez más, unos y otros, no sólo precisa de que se haga lo que se puede, porque eso lo hacen los presidentes de las comunidades de vecinos. Ustedes están obligados a hacer lo que deben hacer, y si no pueden vuelvan a sus puestos y sus sueldos. Y por favor, enseñe, haga público íntegramente el informe y la oferta que hizo Ferrocarriles de Cataluña para explotar el tranvía, porque, de lo contrario, cabe pensar que está ocultando datos a los jienenses que han sido los que lo han pagado. Y usted, señor delegado de Fomento, acabe los arreglos y deje de escurrir el bulto. Siéntense, en fin, y busquen una solución al tranvía. Sólo por respeto. ¿Nos lo tienen?

Venceréis, pero no convenceréis

 
Miguel de Unamuno.
A mi me gusta recordar. Quiero recordar. Lo vivido y lo aprendido, la tragedia y la alegría. Me enriquece y reconforta mirar a los ojos de mis padres, como ellos miraron a los de los suyos, y ver el pesado paso de los años asomándose al abismo del mañana. Y dentro de algún tiempo querré que quienes miren a mis ojos puedan aprender el devenir de mis días, el de mis padres, el de mis abuelos: el de nuestra Historia. No hay camino que no pueda desandarse por oculto e intrasitable que lo deje el paso del tiempo. Ayer se cumplieron 81 años desde la proclamación de la II República Española, que terminara el 1 de abril de 1939 después de tres años de Guerra Civil en España. Y yo no quiero olvidar todo aquello.

No quiero olvidar la barbarie de la sinrazón. No quiero olvidar ‘el tren de la muerte’, el primer fusilamiento masivo de aquella guerra, ocurrido el trágico 12 de agosto de 1936. No quiero olvidar que 191 personas, la gran mayoría de Jaén, entre ellos el obispo de la ciudad, fueron asesinados cuando eran conducidos a la prisión de Alcalá de Henares por su filiación conservadora y sus creencias católicas. No quiero olvidar a los 159 jienenses que los seis trimotores ‘Junkers’ de la Legión Condor alemana dejaron sin vida en las calles de esta ciudad en el bombardeo que arrasó Jaén el 1 de abril de 1937, a las cinco y veinte de la tarde. La hora quedó marcada en el reloj de la Basílica de San Ildefonso durante meses. Ninguno de ellos merecen el olvido. Porque fueron muertos por la ignorancia, el miedo, la incultura, la soberbia, la intolerancia, la intransigencia, el despotismo y el mesianismo. Nadie como el irrepetible escritor y pensador Miguel de Unamuno, que en los primeros meses de alzamiento militar apoyó al bando nacional, sentenció mejor el desprecio hacia aquella barbarie. En el acto de apertura del curso de 1936 de la Universidad de Salamanca, Unamuno, que era rector, tomó la palabra tras el discurso de José María Pemán y el del profesor Francisco Maldonado, que atacó vehementemente a Cataluña y al País Vasco. Tras una larga discusión, el rector, nacido en Bilbao, terminó diciendo: “Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España”. Al día siguiente, Unamuno fue cesado como concejal y dos meses después moría en su domicilio.

No sé cuantas veces me han vencido a lo largo de mi vida. Muchas. Sin embargo, recuerdo cada una de las veces que me convencieron. Y hoy cuando veo a algunos, cada vez más orondos, dirigentes, con los ojos llenos de odio, recuerdo aquello de venceréis, pero no convenceréis.

Cuando éramos tan pobres y tan felices

Aparte de que mi menguante masa gris ha dejado de segregar la cantidades ingentes de melatonina que agitaban mi culo en el pupitre, cada mañana, cuando el espejo se cruza con mis cuarentonas pupilas me devuelve la ilusión de que apenas han pasado los años. Y sí lo han hecho. Han caído veintitrés desde que aquel niño asustado llegara por primera vez al instituto Jabalcuz, con su profusa melena peinada con la raya en mitad de la coronilla. Veintitrés años desde que comenzara la clase más importante de mi vida, la que perfiló este carácter a veces inquieto y contestatario, a veces dócil y sumiso; el mismo que labró el vuestro, compañeros, y que hace unos días fluyó con virulencia en la cita de antiguos alumnos, de pretéritos anhelos.

Es curioso cómo la memoria se empeña en desterrar de forma caprichosa (quiero pensar) determinadas vivencias, rostros, gestos, miradas, pechos y torsos que antes inspiraban nuestras poluciones nocturnas. Tan curioso como la inmediatez con que aquel sábado abrió el baúl de lo vivido, de lo reído (nunca lo sufrido), de lo aprendido. No fui muy dado nunca a remover el pasado ni a escriturar el futuro. Pero la cita, como sacada de una película gringa de serie B, preparada con tanto cariño por Mayca y Carlos Alberca, a los que todos deberíamos estar agradecidos, (incluso los piquetes informativos más descontentos con las formas que olvidaron que lo que importaba era el fondo) me devolvió los días de rosas, “cuando éramos tan pobres y tan felices” que dijo Hemingway.

Afloraron las canciones de Triana, la guitarra ahora callada, el sincero y eterno cariño de mi Juanito, las escapadas a beber litros en el Paso, las primeras caricias, el despertar al húmedo y siempre acogedor sexo femenino, los partes de faltas, aquel viaje a Italia en el que las hormonas ganaron la batalla al mero interés turístico o la admiración o desprecio por nuestros profesores. Finalmente el tiempo ataja las radicales posturas de la adolescencia (¡maldita la hora!), pero aquella promoción 86-90, aquel instituto no era más que el reflejo de la sociedad que se extendía más allá de sus puertas. Aquellos profesores a los que venerábamos o vejábamos verbalmente eran la metáfora educativa de los primeros años de nuestra breve historia democrática. Sinceramente fue reconfortante estar con Conejero (perdona Miguel que use tu mote, pero no recuerdo tu apellido) tanto como no ver la cara a otros pequeños dictadores de pupitre que pululaban por los pasillos del Jabalcuz.

El resto fue lo hallado, lo vivido, vuestras sonrisas, nuestros recuerdos. No es mala idea, Mayca, despertar de vez en cuando el sincero cariño que nos condujo hasta estos días y noches, a estos claros y oscuros.

El trimestre del calvario municipal


El Tourmalet.
Hoy comienza un trimestre clave para el equipo de Gobierno del PP en el Ayuntamiento de Jaén. No tanto para la ciudad, que debería saber ya que este mandato será el del quiero y no puedo, el de una ‘micropolítica’  que ha provocado el ‘macrodescuido’ más latente de los últimos 30 años en la historia de esta ciudad. Con dos administraciones, Junta y Gobierno central, intentando sacudirse torpemente (como el niño que descubren los padres prendiendo con el mechero el mercurio del termómetro de casa) los flagrantes y vergonzosos casos de corrupción política y un Ayuntamiento incapaz de salir de los charcos en el que el sólo se mete, comienza el ascenso al Calvario, después de haber subido el Tourmalet.

Llegan los tres meses de los cambios anunciados por el PP. Con cada vez más colectivos haciendo cola en la plaza de Santa María para protestar ante el Ayuntamiento, el alcalde, que dice perder el sueño porque no funcionan los semáforos de la rotonda de Blas Infante, debería tener pesadillas con lo que se avecina. Camino de los dos años de mandato, los populares tienen pendiente sacar el pliego de condiciones para la concesión del servicio de basura, qu e llevan anunciando desde antes del verano pasado, el de alumbrado, semáforos, fuentes y mercados, con la posible impugnación de los extrabajadores de Imesapi, el del teatro Infanta Leonor, que curiosamente parece ser que es el que más le urge al jefe de la Hacienda, Miguel Contreras (hay quien llama a su puerta con insistencia). También está pendiente el Banco de España, que lleva cediéndose desde diciembre. Y es que a los gobiernos les cuesta meter en vereda a todos los bancos, aunque estén cerrados y sean de Moneo. Esperemos que llegue antes de la remodelación del Gobierno de don Mariano y de la salida, de ser así, de don Cristóbal. 

Pero el verdadero reto será cuadrar todos los números rojos para conseguir pagar cada mes la nómina de los trabajadores del Ayuntamiento, con la Policía Local y los Bomberos hartos de promesas, financiando con su trabajo, al igual que la mayoría de los funcionarios, los desmanes de los políticos de antes y de ahora y con la primera factura del préstamo del pago a proveedores recién aterrizada. Nada más y nada menos que tres millones de euros, correspondientes a enero, febrero y marzo.  ¿Qué hará este mes el equipo de Gobierno, pagar los más de tres millones de euros de las nóminas de sus trabajadores o los otros tres del pago a proveedores? Difícil situación, sin duda, máxime cuanto el descrédito personal por las promesas incumplidas comienza a hacer mella en el gobierno de la ciudad y los funcionarios empiezan a girarse con cara de pocos amigos cuando se cruzan con los concejales.

La vida tocada


Si hay algo singular que tiene la música es que alguien que no la hubiera escuchado nunca se sentiría atraído por ella. Y si es buena, podría experimentar emociones desconocidas hasta ese instante. Al contrario que con otras disciplinas artísticas, el criterio pasa a un segundo plano. La música golpea, como si de pequeños alfileres se tratase, terminaciones nerviosas que provocan el espanto o la sublimación, pero en su sentido físico: algo en nosotros pasa del estado sólido al gaseoso. Y como el joven inexperto bebedor de vino que siempre acierta en diferenciar un buen caldo de cualquier agua sucia, porque a nadie nunca le amarga un dulce, el torpe oyente de sonidos modulados distintos a los que habitualmente escucha, sabe desde el principio, que está ante algo grande. Pero si además se trata del compás y del swing de Chano Domínguez y Francis Posé, pocas veces volverá a saciar su alma del mismo modo.

Dicen quienes conocen a Chano Domínguez que nadie como él ha sabido conjugar el jazz con el flamenco y hace tiempo que, como los grandes poetas, encontró su propia voz, irrepetible, universal, honda, popular. Dicen quienes admiran al gaditano, que inventó el 'jazz español' incorporando a los grandes clásicos el sabor salado de su bahía y el triste quejío de esta tierra que no despierta de sus viejos fantasmas. Dicen también que es el Paco de Lucía del piano, aunque a estas alturas no sería descabellado decir que Paco de Lucía es el Chano Domínguez de la guitarra. Azuzado por Francis Posé, quiso visitar de nuevo Jaén y recordar aquellas largas y felices noches del Chubby Check. “Me habló Fran de este lugar y me dijo que tenía que venir”. Y así lo hizo, en un feliz reencuentro con Ángel Millán y con algunos fieles seguidores de su arte y su sencillez. Porque la cercanía de Chano es directamente proporcional a la grandeza de su música. “¿Qué vamos a hacer, lo de anoche en Granada?”, le preguntaba Posé minutos antes de comenzar el concierto. “Ahora vemos, ahora vemos”, parecía decir el gaditano con una larga sonrisa. 

Y comenzó con “Gracias a la vida” de Violeta Parra, una magnífica declaración de intenciones para una velada musical como la que protagonizó en Casallana junto al excelso contrabajista malagueño Francis Posé, a quien ya tuvimos la ocasión de ver con Jorge Pardo y José Vázquez Roper. No es mala cosa comenzar los conciertos dando las gracias y mucho menos cuando las merece. Son demasiadas la veces que los grandes músicos olvidan quien los pone donde están. Chano ha tenido la 'Gracia' de ser agradecido glosando a la chilena universal en los primeros compases de su nueva gira. Y después, para que nadie olvide que esto se trata realmente de escuchar jazz, continuó con Thelonious Monk. Como a los más grandes, a Chano le sobra genio, sensibilidad y maestría para embaucar al público con su ejecución. Tiene uno la sensación de que podrían deslizarse sus manos sobre la fría superficie de una mesa, golpeando con sus yemas los nudos de la madera inerte, sin perder un ápice del compás y de la melodía de sus composiciones y arreglos

Ya con Posé el recital se convirtió en una verdadera fiesta. Las miradas cómplices entre los dos músicos y los solos del malagueño, que adereza con compases guturales más sonoros a medida que su ejecución se pierde por los confines del talento, desembocaron en una nueva velada histórica para la música en Jaén. No estaría de más que Millán comenzara a plantearse la posibilidad de grabar en un disco alguno de estos mágicos conciertos, porque lo que está sucediendo en Casallana es tristemente irrepetible y sería un error que sólo quedara de ello un álbum de fotografías y un puñado de crónicas.

Charlie Parker dijo en una ocasión que nadie podía tocar lo que no había vivido. Yo no sé si Chano Domínguez ha vivido todo lo que toca, pero, creánme, lo que vivió le hizo feliz, y nos hace felices a nosotros.


Publicado en lacasallana.blogspot.com.es/ el lunes 18 de marzo de 2013