¿Sólo a las maduras?

Da igual si se va o si no se va. Da igual que sea a Madrid, a Sevilla, a Filipinas en misión humanitaria o a pasar a limpio las obras del tranvía que diría el ácido Fuentes. Lo que importa es que el alcalde de Jaén, José Enrique Fernández de Moya, se quiere ir, según dicen los suyos. Andan de reuniones en el PP para determinar la cúpula en Andalucía. Zoido quiere a José Luis Sanz (que llevaría a Fernández de Moya de segundo), pero Rajoy no lo ve y le da vueltas a mandar a un ministro andaluz (Fátima Báñez, Arias Cañete o incluso Montoro y así afrontar una remodelación de su gobierno). Lo que parece claro es que el alcalde se va, o lo intenta, según rezuman todos los mentideros del PP de Jaén. Que finalmente se vaya no está en su mano, pero simplemente el hecho de que quiera dejar el sillón a su pupilo Miguel Contreras, ya podría considerarse un desaire para los jienenses, para quienes le votaron como el alcalde con más respaldo de la democracia. 

Lejos quedaron las noches de desvelo cuando intentaba que Javier Arenas quitara a Miguel Sánchez de Alcázar de alcalde para ponerlo a él y así lanzarlo como candidato. Lejos están ya los intentos de ser el cabeza de lista para las municipales de 2007, cuando Rajoy dijo que no. Lejos queda también aquello de los ocho años de gobierno. Hace tiempo que el alcalde dicen que quiere volar, porque no le gustan las duras y las maduras hace tiempo que no se ven por el Ayuntamiento de Jaén. Tras más de dos años de gobierno, Fernández de Moya mira más a su futuro lejos de la Alcaldía que a los problemas de la ciudad. No quiere ser quien despida a los trabajadores del Ayuntamiento (le honra no haberlo hecho), a pesar de que, según recoge el plan de ajuste elaborado para el Ministerio de Hacienda de su colega Montoro, el “1 de enero de 2011 el número de trabajadores era de 909 y el 1 de septiembre de 2013 era de 830”. Han salido por la puerta de atrás y sin hacer ruido 79 empleados, por jubilación o  por vencimientos de contratos. Y vienen más duras todavía, porque ese plan de ajuste recoge en su medida undécima que no se ejecutará “la inversión prevista inicialmente”, la de los presupuestos, y que no habrá inversiones “con cargo a fondos propios”. Es decir, que el Ayuntamiento no invertirá un euro en la ciudad en los próximos años y tendrán que ser otros quienes lo hagan. Vienen tan duras como las que pasan los jienenses. Y ante eso, el alcalde dicen que prefiere dejar de serlo y busca salidas. Da igual si lo hace o no, porque los rumores ya claman. ¿En qué se ha convertido esto, en un juego político para engordar el curriculum con cargos y la cuenta corriente con muchos ceros?